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Los 21 días que acabaron con Pujol

Mas preparó un decreto para quitar los derechos al expresidente, si se resistía Pujol confesó el fraude a su hermana el mismo viernes: “Perdón, perdón”

Dirigentes de Convergència acompañan a Oriol Pujol, en el centro, en abril de 2013, cuando fue a declarar por el 'caso ITV'.
Dirigentes de Convergència acompañan a Oriol Pujol, en el centro, en abril de 2013, cuando fue a declarar por el 'caso ITV'. CARLES RIBAS

De paladín de los valores a denostado por defraudador confeso. De molt honorable a indigno de ser distinguido con el tratamiento que le fue concedido para toda su vida. En 2012, en una entrevista en TV-3, el ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol alertaba: "Todavía puedo estropear mi biografía". En 21 días lo ha logrado por una mentira escondida, según propia confesión, durante 34 años: cuatro millones de herencia de su padre, Florenci, que tenía en paraísos fiscales. Lo que sigue es el relato de estos 21 días, contado por fuentes de CiU, de la Generalitat y del entorno de Pujol.

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El 7 de julio hay reunión de la dirección de Convergència, encuentro al que Pujol va poco, y cada vez interviene menos. Habitualmente se limita a pedir que le repitan las cosas, su oído cada vez da para menos. Su hijo Oriol, invitado a la ejecutiva pese a estar apartado de sus cargos por su imputación, no acude el día 7 porque tiene visita al médico.

Jordi Pujol se sienta al lado del presidente de la Generalitat, Artur Mas. En la mesa, el resumen de prensa. El azar, o un descuido, provoca que la primera página, bien visible, la ocupe la portada de El Mundo: "La familia Pujol ingresó 3,4 millones en un mes en un banco de Andorra". Para muchos dirigentes, una más en el reguero de noticias que hace meses rodean al clan, que no preocupan mientras se limiten al primogénito, Jordi Pujol Ferrusola.

Pero no era una más. Pujol abandona rápidamente la reunión. Nadie comenta nada, porque el tema es tabú. A nadie le extrañó que se fuera, porque era lo habitual. Lo que no fue normal fue lo que vino después. Mas trata el tema con su mentor, y Pujol no puede responder. Tampoco Oriol Pujol tiene explicación. Contrasta la reacción con la que tuvieron cuando se publicó que tenían cuentas en Suiza. El expresidente, enfurecido, ordenó una querella y pidió turno en el siguiente mitin para gritar que todo era un ataque a Cataluña.

Las cuentas en Andorra no tenían desmentido. Solo silencio. El patriarca del clan Pujol siguió desde el día 7 con su prolífica actividad: entregó un premio, presentó un libro, asistió a un concierto... Todo con total normalidad. Su hijo Oriol, por su parte, se dejaba ver menos por la sede de CDC. El día 14 renunció definitivamente a la secretaría general. Al mediodía comunicó su decisión a la cúpula, asegurando que quería poner fin a la provisionalidad en CDC. En esa reunión, le preguntaron sobre el dinero de su familia en Andorra. "No me dicen nada". El silencio seguía. La respuesta de Oriol Pujol hacía crecer el nerviosismo en algunos dirigentes, aunque el principal foco de atención estaba situado en la renovación del partido y la federación. Su inquietud estaba justificada: ese mismo día, la familia Pujol regularizó el dinero que tenía en Andorra.

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El fundador de CiU estuvo ilocalizable en Francia todo
el fin de semana

Una semana después se confirmaba la marcha del líder de Unió, Josep Antoni Duran, en una reunión de la dirección de CiU. Jordi Pujol se mostraba más locuaz en esos encuentros, participativo. Actuó como siempre, como si nada hubiera pasado, como si no estuviera a punto de desenterrar su secreto.

La renovación en CDC todavía no está completada, pero Mas fija para el día 25 el relevo de Oriol Pujol. Con la reunión con Mariano Rajoy en el horizonte, el presidente catalán quiere acudir sin lastre. Pero ese día, antes de la reunión de CDC, Jordi Pujol se confiesa ante Mas. Al presidente catalán se le cae el mundo encima. Jordi Pujol, hundido, le pide unos días de aislamiento, de reflexión, antes de tomar cualquier decisión, pero sugiere dejar los cargos en el partido. Mas no sabe que Pujol hará un comunicado, y ante el resto de los dirigentes se limita a un apunte: "El presidente Pujol no volverá a asistir la ejecutiva". Nadie se esperaba la confesión.

Antes de enviarla a los medios de información, Pujol va a ver a su hermana María y a su cuñado, Francesc Cabana. Ambos desconocen la herencia y viven sin lujos. Según el relato de Cabana a la prensa catalana, la hermana no sale de su asombro: "¿De qué herencia hablas, Jordi?". Pujol solo acierta a musitar: "Perdón, perdón". Ambas familias tenían una estrecha relación, pero el dinero también era secreto para la hija menor de Florenci Pujol, que no gozó del trato del primogénito. Su herencia se limitó a acciones de Banca Catalana y a un piso al lado del de su madre María, a la que tuvo que cuidar hasta que murió.

Tras la confesión, Pujol busca refugio en la casa de su hijo Josep en La Tour de Querol (Francia). El presidente está destrozado. Sus hijos, no tanto. La familia no se reúne el fin de semana, faltan dos de sus hijos, Pere y Oleguer (ambos también señalados por usar la influencia de su apellido), uno en la playa y otro en la montaña. Hacen vida normal.

El silencio de los Pujol

Con Pujol aislado, en CDC va creciendo la indignación. La dirección acuerda borrar el rastro de Pujol en el partido, y a Mas le toca convencerle de que debe renunciar a sus privilegios. El expresidente está ilocalizable todo el fin de semana. No tiene móvil, y tampoco quiere hablar con nadie. El lunes, Mas puede contactar con él. El Gobierno tiene preparado un decreto para quitarle las prerrogativas, algo que tranquiliza a Esquerra, que exige a los nacionalistas que hagan borrón y cuenta nueva. Mas habla el lunes por la noche con Pujol. Finalmente, el expresidente acepta perder todos sus privilegios.

El martes se reúne el Gobierno catalán, Mas se sienta a las 10 de la mañana en la mesa y anuncia a sus consejeros que el plan del día ha cambiado. Tenía que ofrecer una rueda de prensa de balance, pero hará una comparecencia urgente, una hora más tarde, para informar de la renuncia de Pujol. Su equipo le recomienda que no acepte preguntas, pero Mas, acostumbrado a responder, las permite. No conoce todos los detalles técnicos, lo que le lleva a una confusión sobre si a Pujol se le debe seguir llamando molt honorable. Se confiesa dolido, dice sentir compasión por su mentor, pero justifica su destierro: "El país pasa por delante de cualquier persona". Pujol, que durante 23 años fue para CiU sinónimo de Cataluña, acabó en 21 días con todo lo que había sido, el molt honorable más longevo.

Mas apunta a los hijos del expresidente

Miquel Noguer

La complicada situación en la que han quedado Convergència i Unió y la Generalitat a raíz el escándalo protagonizado por Jordi Pujol fue objeto de comentario durante la reunión que ayer mantuvieron Mariano Rajoy y Artur Mas. El presidente catalán apuntó ante su interlocutor que está convencido de que Jordi Pujol no se enriqueció a costa del fraude fiscal que ha reconocido y que, en realidad, su confesión busca salvar a sus hijos, algunos de los cuales podrían tener serios problemas legales.

Fuentes oficiales explicaron que Mas se mostró preocupado ante la posibilidad de un goteo permanente de nuevos escándalos protagonizados por los hijos de Jordi Pujol, especialmente por los que más vinculación han tenido con el proyecto de Convergència i Unió: Jordi y Oriol. La preocupación de Mas se extiende a todos los ámbitos del Gobierno catalán, especialmente a las áreas sobre las que tuvo responsabilidades personalmente durante la etapa de Pujol. Mas estuvo al frente de los departamentos de Política Territorial y Economía, y fue primer consejero hasta 2003.

Ayer, en la rueda de prensa posterior a la reunión con Rajoy, Mas reiteró el "dolor" que le ha producido la confesión de Jordi Pujol. El presidente catalán siguió sin condenar públicamente el fraude reconocido por el que considera su "padre político". Al ser preguntado por los efectos que el escándalo puede tener sobre CiU, habló de "desazón" y admitió tener el "ánimo resquebrajado".

Mas optó ayer por una posición más a la defensiva que en su primera aparición pública tras el estallido del escándalo con la confesión pública de Jordi Pujol, el pasado martes. Aseguró que "todos los partidos políticos, prácticamente sin excepción, tienen problemas con la justicia", y señaló que si hay alguno que no tenga problemas es porque "no tiene responsabilidad y gestión".

Con todo, también remarcó que en muchas ocasiones no se llegan a demostrar las acusaciones que se han vertido sobre los partidos. En cualquier caso, Mas admitió públicamente lo que varias voces de su partido asumen en privado: "Los problemas con la justicia tienen un coste para todos".

Ayer envió una carta a los militantes de Convergència. En ella les anima a "superar" la "decepción y tristeza" provocadas por el caso Pujol y les pide "responsabilidad y altura de miras". Añade que él y el partido pondrán toda la "energía" e "impulso" para que el referéndum independentista del 9-N sea posible.

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