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Los pactos para formar gobierno paralizan de nuevo a Túnez

Nida Tounes gana las elecciones generales, pero sin mayoría absoluta debe buscar alianzas

Javier Casqueiro
El líder del partido tunecino Nida Tounes, Beji Caid Essebsi (centro), saluda tras conocerse el pasado martes los resultados preliminares de las elecciones legislativas que le otorgan la victoria.
El líder del partido tunecino Nida Tounes, Beji Caid Essebsi (centro), saluda tras conocerse el pasado martes los resultados preliminares de las elecciones legislativas que le otorgan la victoria. EFE

El partido laico, centrista, liberal pero sobre todo antiislamista Nida Tounes ganó claramente, por un margen de 16 escaños, las primeras elecciones totalmente democráticas de la nueva Túnez; ya con la Constitución y la ley electoral refrendadas por la Asamblea constituida tras la caída del dictador Ben Ali en 2011. Nida Tounes sumó, según confirmó el tercer escrutinio esta pasada madrugada, 85 diputados y los islamistas moderados de Ennahda se quedaron en 69. Ahora el reto es formar gobierno cuanto antes y evitar la sensación de parálisis que vive el país en muchos sentidos desde hace más de un año.

El escrutinio oficial confirmó definitivamente esta madrugada (3.00 hora local), más de tres días después del cierre de las urnas, que la ecléctica formación Nida Tounes (La llamada por Túnez) ganó las cruciales elecciones generales del pasado domingo. Venció, además, en 18 de las 25 regiones del país, las más productivas tanto desde el punto de vista agrícola como industrial o turístico, y también en la capital. Los islamistas de Ennahda se hicieron fuertes solo en la zona sur y desértica del país y en las circunscripciones fronterizas con Libia, y han perdido más de medio millón de votos con respecto a su resultado en 2011, cuando tuvieron su primera presencia electoral tras sufrir persecución durante el régimen anterior.

La victoria de Nida Tounes, una aglomeración de fuerzas, intelectuales y personajes de la derecha clásica, la moderna, tecnócratas y hasta de los desturianos procedentes de los partidos orgánicos durante los regímenes tanto de Ben Ali como de Habib Burguiba, se ha basado sobre todo en haber acumulado desde que se montó en junio de 2012 mucho voto útil y también bastante voto de castigo a los islamistas. Esa penalización la han sufrido también los otros dos partidos que se aliaron en un troika con Ennahda para gobernar estos años, el Congreso por la República (CPR) y Atakatol, y que ahora han sumado solamente un escaño.

Tras Nida Tounes y Ennahda, la tercera formación política tras los resultados será la Unión de Patriotas Libres (UPL), formada en 2011 por Slim Riaqhi, de 42 años, el rico patrón del equipo de fútbol Club Africano, que ha pasado de 1 a 16 escaños. En cuarta posición ha quedado la coalición de izquierdas Frente Popular (FP), con 15 asientos en el nuevo Parlamento; después, los liberales de Afek Tounes (Horizonte Túnez) con 8. Los 24 escaños restantes hasta completar los 217 en juego se reparten entre otros 14 partidos minoritarios.

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La formación de una coalición de gobierno, por tanto, es ahora el objetivo prioritario y declarado para Nida Tounes, pero será difícil de formar. Especialmente hasta que pasen las elecciones presidenciales, convocadas el 23 de noviembre en primera ronda y para diciembre si es necesaria una segunda vuelta. El líder histórico de Nida Tounes, Béji Caïd Essebsi, ya avanzó durante la campaña, en los últimos días y tras las elecciones, que esa era la meta incluso aunque hubieran logrado mayoría absoluta, un reto imposible por el sistema electoral proporcional tunecino que favorece el reparto entre partidos minoritarios. En la anterior Asamblea había más de 20 partidos y en este nuevo Parlamento hay 19.

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A Nida Tounes le faltan 24 escaños para sumar la mayoría absoluta (109) con la que impulsar un Gobierno de "unidad o concentración nacional". Uno de los jefes del partido, Mohsen Marzouk, ha avanzado estos días que la cuestión de la gobernabilidad no será abordada hasta después de las presidenciales. Pero muchos observadores locales e internacionales han cuestionado este nuevo parón, en un país que ya lleva mucho tiempo bloqueado en la gestión diaria del poder y especialmente en el último año, tras los asesinatos de dos líderes de la oposición de izquierdas.

El editorial del periódico La Presse, muy influyente en Túnez, alertaba hoy sobre esta situación y sobre el resultado de la votación del domingo como la antitésis de un "cheque en blanco" ante problemas tan graves con el alto nivel de paro, los índices de pobreza, el frenazo del crecimiento económico o los malos resultados de la formación educativa de los jóvenes. La participación final del domingo rondó casi el 70%, un nivel muy superior al 52% de las primeras elecciones constituyentes en octubre de 2011.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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