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Merkel cuestiona el ‘plan Juncker’ de inversiones ante los socios europeos

La UE busca una nueva estrategia con Rusia y eleva un peldaño las sanciones

Merkel cuestiona el ‘plan Juncker’ de inversiones ante los socios europeosFoto: reuters_live | Vídeo: Reuters-Live
Claudi Pérez

Alemania deja entrever que no termina de estar por la labor ni siquiera con las inversiones. La canciller Angela Merkel cuestionó ayer abiertamente en la cumbre europea varios aspectos del plan de inversiones de Jean-Claude Juncker, que pretende crear un fondo con 21.000 millones de dinero público para levantar hasta 315.000 millones en tres años.

Merkel aseguró que el plan va en la buena dirección, pero ve dificultades para conseguir proyectos que se concreten en ese plazo de tres años y exige que no se gaste un solo euro más de lo previsto: “Los proyectos de inversión siempre requieren más tiempo y cuestan más de lo que se pensaba al principio”, espetó en presencia de Juncker y de los líderes reunidos en Bruselas. Fue incluso más allá: la canciller exigió dos cambios en las conclusiones de la cumbre que dejan claras las líneas rojas de Berlín. Una: quiere acotar al máximo la flexibilización de las reglas fiscales que ha prometido Juncker para que los socios inyecten fondos. Y dos: quiere que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) esté al mando para evitar interferencias políticas en la toma de decisiones.

Berlín no quiere que el proyecto se aparte de las reglas actuales

Berlín quiere que el fondo quede dentro del paraguas del Grupo BEI, presidido por el alemán Werner Hoyer. El diseño de Juncker pasa porque la Comisión tenga la mayoría en el consejo de administración del nuevo vehículo financiero, en el que estarán representados también el BEI y los Estados miembros si finalmente deciden inyectar fondos. Merkel consiguió un cambio importante para subrayar que el Consejo pretende “introducir” el plan en el Grupo BEI, en aras de evitar que los socios europeos politicen las decisiones de inversión.

Y lo más importante: Berlín no quiere que el plan se aparte ni un ápice de las reglas fiscales actuales. Juncker ha prometido a los países que las eventuales inyecciones de capital en el fondo no computarán a la hora de calcular el déficit; a partir de ahí se ha abierto un debate apasionante, con propuestas ambiciosas. Merkel aguó las expectativas por ese flanco y reclamó un cambio en las conclusiones para garantizar que el Consejo Europeo tan solo “toma nota” de las promesas de la Comisión relativas a la citada flexibilización. Y en todo caso reclama que el tratamiento fiscal de la inversión se haga siempre “en línea con las normas existentes”, lo que dejaría poco margen al brazo Ejecutivo de la UE.

Los Veintiocho dieron luz verde a las dos propuestas de Merkel, que sigue manejando a su antojo el Consejo Europeo. Se trata de los dos aspectos más polémicos del Fondo Juncker: la composición del consejo de administración que tomará las decisiones, y la flexibilización de las reglas fiscales en favor de la inversión. Bruselas no prevé tener listos los reglamentos de funcionamiento del plan hasta finales de enero, pero Juncker y el Consejo Europeo, presidido por primera vez por el polaco Donald Tusk, buscaban una señal política en la cumbre en favor de su plan. Y esa señal llegó, pero con la nota escéptica de Berlín. “Queda una dura negociación por delante para aclarar los aspectos más polémicos”, apuntaron fuentes españolas.

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Acuerdo para restringir en Crimea las exportaciones y el turismo

La economía fue uno de los ejes de la noche, y no solo por la inversión: el jefe del Banco Central Europeo, Mario Draghi, apoyó el plan y explicó a los jefes de Estado y de Gobierno que está listo para “hacer más” si las medidas excepcionales que ha activado no funcionan. Draghi tiene listo un programa de compra de deuda pública para los primeros meses de 2015. En su intervención, el presidente español, Mariano Rajoy, cuestionó si ante la debilidad de la recuperación y el riesgo de deflación “no es el momento de hacer más”, según confirmó al acabar la reunión. Varios países comparten ese punto de vista.

Junto a las inversiones y la salida de la crisis, los Veintiocho debatieron una nueva estrategia con Rusia. La maquinaria burocrática de la UE no siempre sigue los zigzagueos de la política, y menos aún de los mercados: los líderes buscaron anoche un nuevo enfoque ante el inesperado giro que ha introducido la crisis, que se echa encima de Rusia por el desplome del petróleo. “Europa necesita una nueva posición unitaria. ¿Estamos dispuestos a sacrificar algo para estar unidos? El resultado es claro: estamos unidos”, concluyó Tusk tras la cumbre.

Las grandes capitales dudan si seguir o no a EE UU en una escalada de sanciones por el conflicto en Ucrania. Temen las reacciones de Vladímir Putin. Pero los Veintiocho adoptaron más sanciones contra Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia, con nuevas restricciones a la inversión, a las exportaciones y al turismo. Y cerraron un acuerdo de asociación con Georgia. Ninguno de esos asuntos gusta lo más mínimo en Moscú.

 

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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