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Tribuna
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El crecimiento inclusivo en América Latina: una llamada a la acción

La región ha aumentado su clase media hasta niveles nunca vistos, ha reducido la desigualdad y sacado a millones de la pobreza

Mejorar el bienestar de los más necesitados en el mundo es uno de los principales objetivos del Grupo Banco Mundial y es un complemento fundamental del objetivo de reducción de la pobreza extrema en el mundo. Un reciente informe de la unidad de pobreza y equidad del Banco Mundial, que se presentará en España la próxima semana, analiza los logros de la región de América Latina y el Caribe y propone opciones de política pública para seguir avanzando en este área y afrontar los desafíos actuales.

El informe muestra avances muy positivos. En los últimos diez años, La región de América Latina y el Caribe ha transformado la situación socioeconómica de la región, incrementando su clase media hasta niveles nunca antes vistos, reduciendo la desigualdad y sacando a millones de personas de la pobreza.

Esos avances se deben tanto a la bonanza económica que llegó a todos, como a políticas públicas focalizadas dirigidas a incluir a los más necesitados. Sin embargo, con casi dos tercios de la población todavía pobre o vulnerable a regresar a la pobreza, la región sigue afrontando el desafío de aprovechar plenamente el potencial de sus habitantes. La escasez de oportunidades, de puestos de trabajo, y de servicios básicos de calidad, ha impedido llegar a un grupo importante de la población que sigue en pobreza crónica, amenazando la capacidad de los países de romper el ciclo intergeneracional de la vulnerabilidad.

En el contexto actual de desaceleración económica global y condiciones menos favorables, unido al descenso en los ingresos de los latinoamericanos, ¿cómo asegurarnos que el 40 por ciento más pobre de cada país siga avanzando?

El crecimiento económico es necesario, pero no es suficiente. Los países deben adoptar políticas públicas para llegar a los más pobres y marginados. Incluso en países donde los avances han sido significativos, persisten focos de marginación que deben atenderse.

Incluso en países donde los avances han sido significativos, persisten focos de marginación que deben atenderse
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Tomemos el caso de Brasil. El modesto aunque sostenido crecimiento económico experimentado en la última década se volvió más inclusivo gracias a políticas fuertemente enfocadas en reducir la pobreza y a favor de un mercado laboral dinámico. Si bien el país prácticamente eliminó la pobreza extrema en los últimos diez años, 18 millones de brasileños siguen viviendo en una situación de pobreza moderada, por lo que es importante aprender de dichos éxitos para llegar a los que faltan.

Otro ejemplo es el caso del Perú, un país que en los últimos 10 años experimentó importantes logros de reducción de la pobreza. Apenas un tercio de la población vive en áreas rurales; sin embargo éstas representan la mitad de los pobres y el 80 por ciento de los que viven en pobreza extrema en el país.

A medida que avanzamos en el objetivo de erradicar la pobreza extrema antes de 2030 y promover la prosperidad compartida en el mundo, será aún más importante tener evidencias y datos fiables sobre donde se encuentran los pobres y vulnerables y por qué y cómo mejorar el bienestar del 40 por ciento más pobre de cada país. No podemos esperar que el crecimiento económico por sí mismo mejore las condiciones de vida de cada segmento de la población. Se requieren acciones enfocadas a los segmentos más necesitados.

El informe Prosperidad Compartida y Fin de la Pobreza en América Latina y el Caribe presenta opciones sobre cómo diseñar políticas y programas que lleguen a los más pobres y vulnerables, de acuerdo al contexto específico de cada país, considerando su nivel de desarrollo, estructura socioeconómica y la manera en que avanzan en los dos objetivos del Grupo del Banco Mundial.

Espero que este estudio, y otros similares en otras regiones del mundo, contribuyan al diseño de políticas públicas basadas en evidencia empírica, que promuevan el crecimiento y el bienestar de todos. Esto no es un tema exclusivo de los países en desarrollo. Los países ricos también afrontan desafíos importantes para asegurar que todos sus ciudadanos puedan aprovechar su potencial y contribuir al crecimiento económico de sus países. La lucha por mejorar el bienestar de los más necesitados y por asegurar un crecimiento inclusivo es un desafío común a todos los países.

Ana Revenga es directora global, Unidad de Pobreza y Equidad, Grupo Banco Mundial

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